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Fit for 55: incógnitas de un ambicioso plan para impulsar una movilidad más sostenible en Europa

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Lograr la neutralidad climática en 2050. Este es el propósito de la Unión Europea, que en el marco de su Pacto Verde, encaminado a impulsar una legislación que favorezca la reducción de las emisiones, acaba de dar un paso más con la aprobación del Paquete de medidas «Objetivo 55» (Fit for 55 es su nomenclatura en inglés). Entre estas, ahora mismo destacan dos metas: 2030, como plazo para reducir un 55% las emisiones; y, si todo sigue según lo previsto, 2035 como fecha límite para comercializar turismos o furgonetas con motores de combustión interna. Pero, ¿hay una alternativa real para poder firmar la descarbonización total del transporte en Europa? ¿Desparecerán los coches diésel y los gasolina en la próxima década? Antes de responder, deberíamos analizar algunas de las cuestiones que surgen en torno a este nuevo objetivo.

¿Qué es el Fit for 55 y qué implica?

El paquete de medidas «Objetivo 55» es una lista de propuestas legislativas para los estados miembros de la UE, definidos con el fin de poner en marcha nuevas normativas que se ajusten a los objetivos climáticos acordados por el Consejo y el Parlamento Europeo. Su nombre hace referencia al porcentaje 55%, que es la reducción mínima de emisiones establecida para 2030. Estos compromisos se debaten y proponen en diversos ámbitos de actuación que, además del transporte, también afecta al medio ambiente, la energía y los asuntos económicos y financieros.

En 2022 se ha estado estudiando la posibilidad de endurecer la propuesta para rebajar el 100% de las emisiones de CO2 de turismos y furgonetas para 2035. Eso significa que, a partir de este año, ya no sería posible comercializar en la UE vehículos ligeros que tengan motor diésel o gasolina. La propuesta se estudió en el Consejo de Medio Ambiente del 17 de marzo de 2022 y fue aprobada en junio. Eso significa que ya pueden comenzar las negociaciones con el Parlamento Europeo para llegar a un acuerdo sobre los posibles textos legislativos definitivos, si finalmente la aceptan todos los Estados miembros.

¿La electromovilidad es la solución?

El vehículo eléctrico se ha postulado en los últimos años como la panacea para la descarbonización pero, tal como ya apuntamos en su momento en nuestro Libro Verde del Diésel, todavía hay algunos factores que no se han resuelto. La Comisión Europea pretende acelerar la implantación de una infraestructura para la recarga o el repostaje de vehículos con combustibles alternativos. Pero, ¿será suficiente para mantener la actividad actual? ¿Cómo se podrá generar tota esta energía eléctrica, si optamos por este camino? Este es uno de los planteamientos que genera mayor incertidumbre a la medida.

Desigualdad de oportunidades

En junio de 2022, hasta 16 asociaciones españolas, entre ellas AOP, Astic, CETEM o FACONAUTO, firmaron una petición conjunta dirigida al Gobierno español para que vote en contra de la prohibición de la venta de motores de combustión en 2035, alertando de las consecuencias sociales y económicas que implicará para España. Entre otras cuestiones, según han apuntado en nota de prensa, “las infraestructuras españolas no están preparadas para la electrificación total del parque móvil”. El territorio español es uno de los más extensos de la Unión Europea y, por tanto, “uno de los más complicados de vertebrar”.  

Temiendo que haya una clara desigualdad en el acceso de puntos de carga entre el mundo rural y el urbano, estas asociaciones también señalaron otras dificultades económicas que se sumarán al sector agrario, al automovilístico y a la industria del refino y de distribución de carburantes.

Producción y recursos disponibles

Más allá de la huella ecológica que supondría la producción de la energía eléctrica para mantener la actual actividad en el transporte, otra de las preocupaciones que deberíamos exponer es el acceso a los recursos naturales necesarios. El litio, elemento clave para la fabricación de baterías, podría acabar desapareciendo.

De hecho, un estudio de la Universidad de LUT y la de Augsburgo augura que, para que los vehículos eléctricos actuales sean viables a corto y medio plazo, podríamos acabar con todo el litio en el mundo antes de 2040 y, a la vez, provocar una crisis ecológica a nivel mundial.

¿Hay un candidato real para sustituir los motores de combustión?

Cuando hablamos de transporte, hoy por hoy, no hay una energía capaz de sustituir los motores de combustión de los turismos y furgonetas en Europa, que actualmente supone el 15% de las emisiones totales de la UE. Se habla del GNC para el transporte de media distancia (el GNL se ajustaría al transporte de larga distancia), de los eléctricos en entornos urbanos e incluso de la pila de combustible, del hidrógeno o de los biocombustibles, pero ninguno es un candidato real para sustituir la gasolina o el diésel a largo plazo. Sí que hay, en cambio, algunas medidas que, de aplicarse severamente, ayudarían a reducir considerablemente las emisiones de CO2 y NOx de este tipo de vehículos.

En España, actualmente, la edad media del parque automovilístico se sitúa en los 13,1 años, más de un punto por encima de la media europea. Limitar la vida útil de los vehículos con un claro objetivo de renovación de un parque europeo que no para de envejecer, por ejemplo, y evolucionar hacia tecnologías más limpias, ayudaría a reducir considerablemente las emisiones de CO2 y NOx de turismos y furgonetas. Se estima que los vehículos diésel de nueva generación, con tecnologías como el AdBlue, reducen en un casi en su totalidad las emisiones de NOx y consumen un 20% menos de combustible que un gasolina, emitiendo en consecuencia menos CO2.

Mejorar las conexiones y el servicio del transporte público para evitar un uso innecesario del transporte privado o favorecer el uso de trayectos compartidos, también podrían ser alternativas a tener en cuenta.

¿Desaparecerán los diésel y los gasolina en la próxima década?

Aun no existe un sustituto real que pueda establecerse a largo plazo. Por todo ello, ahora mismo, la respuesta a esta pregunta es: todavía no. Y aunque el Fit for 55 es un ambicioso plan que persigue un futuro más verde para todos, todavía tiene que resolver muchas incógnitas para hacerse realidad.